Proyecto de irrigación y F.M.H.

Abstract

El Perú enfrenta un serio problema de subdesarrollo debido a la reducida extensión de tierras destinadas a la agricultura. Aunque el país cuenta con una superficie superior a un millón doscientos mil kilómetros cuadrados y más de once millones de habitantes (según los datos del documento), solo una pequeña fracción del territorio es realmente cultivable. De los 15 millones de hectáreas consideradas agrícolas, apenas 2,2 millones se arman y solo 1,7 millones se siembran efectivamente, lo que representa menos del 2% del área total del país. Esto supone una de las ratios tierra-habitante más bajas del mundo. A esta baja disponibilidad de tierras se suma su mala distribución: conviven latifundios y minifundios, ambos poco productivos, junto con propiedades agrícolas más tecnificadas. La productividad también es menor en comparación con otros países de la región. Mientras en Estados Unidos o Argentina se siembran más de una hectárea por habitante, en el Perú solo se manejan 0,16 hectáreas. Asimismo, la población dedicada a la agricultura recibe los ingresos más bajos del país. El ingreso per cápita del agricultor resulta sumamente reducido, lo que evidencia una situación de pobreza rural, agravada por una balanza comercial históricamente deficitaria: el país importa mucho más de lo que exporta. La única solución integral al problema agrícola peruano es ampliar las áreas de cultivo mediante proyectos de irrigación. Según las estimaciones del documento, en veinte años sería necesario habilitar más de 1,7 millones de hectáreas adicionales en la costa, sierra y selva. De no hacerlo, la población continuará con una alimentación insuficiente y desequilibrada, basada sobre todo en carbohidratos y con bajos niveles de proteínas y micronutrientes. En conclusión, para mejorar el nivel de vida del país es indispensable expandir las zonas agrícolas mediante la irrigación: en la costa se necesita llevar agua, y en la selva, promover el asentamiento humano productivo.